MARTES, 10 DE ENERO
HONRA AL SEÑOR
Honra a Jehová de tu sustancia, y de las primicias de todos tus frutos; y serán llenas tus trojes con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. Proverbios 3:9, 10.
“Este pasaje de las Escrituras enseña que Dios, como Dador de todos nuestros beneficios, tiene derecho sobre ellos; que debiéramos considerar en primer lugar su derecho; y que descansa una bendición especial sobre los que respetan tal derecho…
Todo lo que poseemos es del Señor y somos responsables ante él del uso que le demos. En el empleo de cada centavo se verá si amamos a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El dinero tiene gran valor porque puede hacer mucho bien. En manos de los hijos de Dios es alimento para el hambriento, bebida para el sediento y vestido para el desnudo… y un medio de ayudar al enfermo (The Faith I Live By, p. 160; parcialmente en La fe por la cual vivo, p. 162).
Algunos dan de su abundancia, y sin embargo no experimentan necesidad de nada. No practican la abnegación por la causa de Cristo. Dan liberalmente y de todo corazón, sin embargo todavía tienen todo lo que el corazón puede desear. Dios considera esto. La acción y el motivo son estrictamente notados por él, y ellos no perderán su recompensa, pero aquellos que tienen menos recursos no deben excusarse porque no puedan hacer tanto como los demás. Haced lo que podáis. Negaos algunas de las cosas que no son indispensables, y sacrificaos por la causa de Dios. Así como la pobre viuda, poned vuestras dos blancas, y en verdad estaréis dando más que aquellos que dan de su abundancia; y sabréis cuán dulce es negarse a sí mismo para dar al necesitado, sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el Cielo…
Dad ahora lo que podáis, y cuando cooperéis con Cristo vuestra mano se abrirá para impartir todavía más. Y Dios volverá a llenar vuestra mano para que el tesoro de la verdad pueda ser llevado a muchas almas. Él os dará para que vosotros podáis dar a otros (Nuestra elevada vocación, p. 201).
Nuestro Salvador nos señala los cuervos que no siembran, ni siegan, ni tienen graneros, y sin embargo su Padre celestial los alimenta. Luego dice: “¿No valéis vosotros mucho más que las aves?… ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos”…
“Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?” ¿No puede confiar usted en su Padre celestial? ¿No puede esperar en su graciosa promesa? “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. ¡Preciosa promesa! ¿No podemos confiar en ella? ¿No podemos tener una confianza implícita, sabiendo que el que ha prometido es fiel?… deje que su temblorosa fe pueda asir firmemente las promesas de Dios nuevamente. Deposite todo su peso sobre ellas con una fe firme; puesto que no fallarán, ni pueden hacerlo (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 441).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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