JUEVES, 11 DE NOVIEMBRE
“NO POR TU JUSTICIA”

Hay dos errores contra los cuales los hijos de Dios, particularmente los que apenas han comenzado a confiar en su gracia, deben guardarse en forma especial. El primero… es el de fijarnos en nuestras propias obras, confiando en algo que podamos hacer para ponernos en armonía con Dios. El que está procurando llegar a ser santo mediante sus esfuerzos por observar la ley, está procurando una imposibilidad. Todo lo que el hombre puede hacer sin Cristo está contaminado de egoísmo y pecado. Solo la gracia de Cristo, por medio de la fe, puede hacernos santos.

El error opuesto y no menos peligroso consiste en sostener que la fe en Cristo exime a los hombres de guardar la ley de Dios, y que en vista de que solo por la fe llegamos a ser participantes de la gracia de Cristo, nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra redención.

Nótese, sin embargo, que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor (El camino a Cristo, p. 60).

El secreto del éxito no ha de ser hallado en nuestro conocimiento, en nuestra posición, en el número que constituimos o en los talentos que se nos han confiado, ni en la voluntad del hombre. Sintiendo nuestra deficiencia, hemos de contemplar a Cristo, y por medio de Aquel que es la fuerza de toda fuerza, el pensamiento de todo pensamiento, la persona voluntaria y obediente obtendrá una victoria tras otra.

Y por corto que sea nuestro servicio o humilde nuestro trabajo, si con una fe sencilla seguimos a Cristo, no seremos chasqueados en cuanto a la recompensa. Aquello que aun los mayores o los más sabios hombres no pueden ganar, el más débil y el más humilde pueden recibir. Los áureos portales del cielo no se abrirán ante el que se exalta a sí mismo. No darán paso a los de espíritu soberbio. Pero los eternos portales se abrirán de par en par ante el toque tembloroso de un niñito. Bendita será la recompensa de gracia concedida a los que trabajaron por Dios con simplicidad de fe y amor (Palabras de vida del gran Maestro, p. 334).

Nunca habríamos aprendido el significado de la palabra “gracia” si no hubiéramos caído. Dios ama a los ángeles sin pecado que le sirven y obedecen todas sus órdenes; pero no les concede gracia. Esos seres celestiales no conocen la gracia; nunca la necesitaron porque no pecaron. La gracia es un atributo que Dios destina a los indignos seres humanos. No la buscamos, sino que fue enviada en nuestra búsqueda. Dios se deleita en conceder su gracia a cualquiera que la anhela, no porque seamos dignos, sino precisamente porque somos tan absolutamente indignos. Esta necesidad nuestra es la cualidad que nos garantiza el hecho de que recibiremos tal don.

Pero Dios no emplea su gracia para anular su ley u ocupar el lugar de la misma. “Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla”. Su ley es verdad (Mi vida hoy, p. 103).

VIERNES, 12 DE NOVIEMBRE: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
El camino a Cristo, “Cómo lograr una magnífica restauración”, pp. 57–65;
A fin de conocerle, 5 de junio, “Alcanzad la estatura de Cristo”, p. 162.

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2021
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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