MIÉRCOLES, 12 DE ENERO
POR QUIEN HIZO EL UNIVERSO[A]l paso que la Palabra de Dios habla de la humanidad de Cristo cuando estuvo en esta tierra, también habla decididamente de su preexistencia. El Verbo existía como un ser divino, como el eterno Hijo de Dios, en unión y unidad con su Padre. Desde la eternidad era el Mediador del pacto, Aquel en quien todas las naciones de la tierra, tanto judíos como gentiles, habían de ser benditas si lo aceptaban. “EI Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Juan 1:1. Antes de que fueran creados los hombres o los ángeles, el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios.
El mundo fue hecho por él, “y sin el nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Juan 1 :3. Si Cristo hizo todas las cosas, existi6 antes de todas las cosas. Las palabras pronunciadas acerca de esto son tan decisivas, que nadie debe quedar en la duda. Cristo era esencialmente Dios y en el sentido más elevado. Era con Dios desde toda la eternidad, Dios sobre todo, bendito para siempre (Mensajes selectos, t. 1, p. 290).
La divinidad y la humanidad se reunieron en Cristo: el Creador y la criatura. La naturaleza de Dios, cuya ley había sido transgredida, y la de Adán, el transgresor, se conjugaron en Jesús: el Hijo de Dios es Hijo del Hombre. Después de pagar el precio de la redención con su propia sangre, después de pasar por la experiencia humana, habiéndose enfrentado con la tentación y habiéndola vencido en beneficia del hombre, y después de haber sufrido la vergüenza y la culpabilidad y la carga del pecado – a pesar de que el nunca cometió pecado alguno-, llegó a ser el Abogado y el intercesor de los seres humanos. ¡Qué seguridad es esta para el alma tentada y esforzada! ¡Qué seguridad para el universo que observa, saber que Cristo será un Sumo Sacerdote fiel y misericordioso! (Exaltad a Jesús, p. 339).
El mecanismo del cuerpo humano no puede ser comprendido por completo; presenta misterios que confunden a los más inteligentes. No es por efecto de un mecanismo que, una vez puesto en movimiento, prosigue su acción, como late el pulso y una respiración sigue a la otra.
En Dios vivimos, nos movemos y somos. El corazón que palpita, el pulso que late, cada nervio y musculo del organismo vivo se mantienen en orden y actividad por el poder de un Dios siempre presente.
La Biblia nos muestra a Dios en su alto y santo puesto, no en estado de inacción, no en el silencio y la soledad, sino rodeado de millares de millares y millones de millones de seres santos, siempre a la espera de sus órdenes. Por medio de estos mensajeros permanece Dios en comunicación activa con todas las partes de su dominio. Por medio de su Espíritu está presente en todas partes. Mediante su Espíritu y sus ángeles atiende y cuida a los hijos de los hombres.
Por encima de las confusiones de la tierra Dios está en su trono; todas las cosas están abiertas a su divina mirada; y desde su grande y serena eternidad ordena lo que su providencia considera mejor (El ministerio de curación, pp. 324, 325).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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