DOMINGO, 13 DE AGOSTO
LA ESPIRAL DESCENDENTE DEL PECADO
Los israelitas fueron inducidos al pecado, precisamente cuando se hallaban en una condición de ocio y seguridad aparente. Se olvidaron de Dios, descuidaron la oración, y fomentaron un espíritu de seguridad y confianza en sí mismos. El ocio y la complacencia propia dejaron la ciudadela del alma sin resguardo alguno, y entraron pensamientos viles y degradados. Los traidores que moraban dentro de los muros fueron quienes destruyeron las fortalezas de los sanos principios y entregaron a Israel en manos de Satanás. Así precisamente es cómo Satanás procura aún la ruina del alma. Antes que el cristiano peque abiertamente, se verifica en su corazón un largo proceso de preparación que el mundo ignora. La mente no desciende inmediatamente de la pureza y la santidad a la depravación, la corrupción y el delito. Se necesita tiempo para que los que fueron formados en semejanza de Dios se degraden hasta llegar a lo brutal o satánico. Por la contemplación nos transformamos. Al nutrir pensamientos impuros en su mente, el hombre puede educarla de tal manera que el pecado que antes odiaba se le vuelva agradable…
La mente se educa en la familiaridad con el pecado… tanto… que aun los que fueran una vez dotados de una conciencia sensible, a la cual hubieran horrorizado tales escenas, se vuelven empedernidos, y se espacian en estas cosas con ávido interés (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 490, 491).
Odiar y reprender el pecado y al mismo tiempo mostrar misericordia y ternura por el pecador, es tarea difícil. Cuanto más fervoroso sea nuestro esfuerzo para obtener santidad de vida y corazón, tanto más perspicaz será nuestra percepción del pecado y más decidida nuestra desaprobación por cualquier desviación de lo recto. Debemos cuidarnos contra una severidad excesiva hacia los que obran mal, pero igualmente de no perder de vista la excesiva gravedad del pecado. Hay necesidad de mirar al pecador con paciencia y amor cristianos; pero existe también el peligro de mostrar una tolerancia tan grande por su error que le haga considerarse inmerecedor de la reprensión, y rechazarla como innecesaria e injusta…
El que embotó sus percepciones espirituales por una tolerancia pecaminosa hacia aquellos a quienes Dios condena, no tardará en cometer un pecado mayor por su severidad y dureza para con aquellos a quienes Dios aprueba.
Mediante el orgullo de la sabiduría humana, el desprecio hacia la influencia del Espíritu Santo y la aversión a las verdades de la Palabra de Dios, muchos que profesan ser cristianos, y que se sienten competentes para enseñar a otros, serán inducidos a abandonar los requerimientos de Dios. Pablo declaró a Timoteo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán la verdad dp1 oído, y se volverán a las fábulas” (Los hechos de los apóstoles, pp. 401, 402).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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