MIÉRCOLES 13 DE MARZO
SEGURIDAD Y PAZ DE SION
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas. Salmo 84:5…

[La vida de Enoc] fue lo que puede ser la vida de cada persona que vive cerca de Dios. Debiéramos recordar que Enoc estuvo rodeado de influencias impías. La sociedad que lo rodeaba era tan depravada que Dios trajo el diluvio sobre el mundo para destruir a sus habitantes, a causa de su corrupción…

José conservó su integridad cuando estuvo rodeado de idólatras en Egipto, en medio del pecado, la blasfemia e influencias corruptoras. Cuando fue tentado a apartarse de la senda de la virtud su respuesta fue: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Génesis 39:9. Enoc, José y Daniel dependieron de una fuerza que era infinita; y este es el único camino seguro para los cristianos de hoy (Reflejemos a Jesús, p. 299).

Ya ha llegado el tiempo en que en un momento podremos estar pisando tierra firme, y en el siguiente la tierra estará moviéndose debajo de nuestros pies. Ocurrirán terremotos cuando menos se los espere.

En incendios, inundaciones, terremotos, en la furia de las grandes profundidades, en calamidades por mar y tierra, se da la advertencia de que el Espíritu de Dios no contenderá para siempre con el hombre.

Antes de que el Hijo del hombre aparezca en las nubes del cielo todo estará convulsionado en la naturaleza. Rayos del cielo unidos con el fuego interno de la tierra harán que las montañas ardan como un horno y que hagan fluir sus torrentes de lava sobre aldeas y ciudades. Masas de rocas derretidas, arrojadas dentro del agua por el solevantamiento de cosas ocultas dentro de la tierra, harán que hierva el agua y despida rocas y tierra. Habrá formidables terremotos y gran destrucción de vidas humanas (Eventos de los últimos días, pp. 25, 26).

Si hoy tomásemos tiempo para ir a Jesús y contarle nuestras necesidades, no quedaríamos chasqueados; él estaría a nuestra diestra para ayudarnos. Necesitamos más sencillez, más confianza en nuestro Salvador…

En todos los que reciben la preparación divina, debe revelarse una vida que no está en armonía con el mundo, sus costumbres o prácticas; y cada uno necesita tener experiencia personal en cuanto a obtener el conocimiento de la voluntad de Dios. Debemos oírle individualmente hablarnos al corazón. Cuando todas las demás voces quedan acalladas, y en la quietud esperamos delante de él, el silencio del alma hace más distinta la voz de Dios. Nos invita: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Salmo 46:10. Solamente allí puede encontrarse verdadero descanso. Y esta es la preparación eficaz para todo trabajo que se haya de realizar para Dios. Entre la muchedumbre apresurada y el recargo de las intensas actividades de la vida, el alma que es así refrigerada quedará rodeada de una atmósfera de luz y de paz. La vida respirará fragancia, y revelará un poder divino que alcanzará a los corazones humanos (El Deseado de todas las gentes, pp. 330, 331).

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NOTAS DE ELENA
MATERIAL COMPLEMENTARIO DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2024
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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