JUEVES, 14 DE JULIO
EL FUEGO DE PRUEBA
No debemos presentar nuestras peticiones a Dios para probar si cumplirá su palabra, sino porque él la cumplirá; no para probar que nos ama, sino porque él nos ama. “Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Hebreos 11:6.

Pero la fe no va en ningún sentido unida a la presunción. Solo el que tenga verdadera fe se halla seguro contra la presunción. Porque la presunción es la falsificación satánica de la fe. La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce la obediencia. La presunción también se aferra a las promesas, pero las usa como Satanás, para disculpar la transgresión. La fe habría inducido a nuestros primeros padres a confiar en el amor de Dios, y a obedecer sus mandamientos. La presunción los indujo a transgredir su ley, creyendo que su gran amor los salvaría de las consecuencias de su pecado. No es fe lo que reclama el favor del Cielo sin cumplir las condiciones bajo las cuales se concede una merced. La fe verdadera tiene su fundamento en las promesas y provisiones de las Escrituras (El Deseado de todas las gentes, pp. 101, 102).

Las pruebas y los obstáculos son los métodos de disciplina que el Señor escoge, y las condiciones que señala para el éxito. El que lee en los corazones de los hombres conoce sus caracteres mejor que ellos mismos. Él ve que algunos tienen facultades y aptitudes que, bien dirigidas, pueden ser aprovechadas en el adelanto de la obra de Dios. Su providencia los coloca en diferentes situaciones y variadas circunstancias para que descubran en su carácter los defectos que permanecían ocultos a su conocimiento. Les da oportunidad para enmendar estos defectos y prepararse para servirle. Muchas veces permite que el fuego de la aflicción los alcance para purificarlos.

El hecho de que somos llamados a soportar pruebas demuestra que el Señor Jesús ve en nosotros algo precioso que quiere desarrollar. Si no viera en nosotros nada con que glorificar su nombre, no perdería tiempo en refinarnos. No echa piedras inútiles en su hornillo. Lo que él refina es mineral precioso. El herrero coloca el hierro y el acero en el fuego para saber de qué clase son. El Señor permite que sus escogidos pasen por el horno de la aflicción para probar su carácter y saber si pueden ser amoldados para su obra (El ministerio de curación, pp. 373, 374).

Haced la obra que esté a vuestro alcance. Hacedla, aunque sea en medio de peligros y penurias en el campo misionero; pero os ruego, no os quejéis de las dificultades y de los sacrificios personales. Considerad a los valdenses. Ved qué planes trazaron ellos para que la luz del evangelio pudiera brillar en las mentes entenebrecidas. No debemos trabajar con miras a recibir nuestra recompensa en esta vida, sino con nuestros ojos fijos tenazmente en el premio que se nos otorgará al fin de la jornada. Se necesitan ahora hombres y mujeres que sean tan fieles al deber como la brújula al polo, hombres y mujeres que trabajen sin que sea necesario que se les suavice el camino y se saquen los obstáculos (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 383).

VIERNES, 15 DE JULIO: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
El Deseado de todas las gentes, “La tentación”, pp. 89-99;
Cada día con Dios, 5 de diciembre, “La luz irrumpe en las tinieblas”, p. 346.

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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