LUNES, 14 DE NOVIEMBRE
“VENDRÉ OTRA VEZ”
Cristo mismo nos presenta el peligro que nos acecha. Él conocía los riesgos que encontraríamos en estos postreros días y quería que nos preparásemos. “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre”. Mateo 24:37. Comían y bebían, plantaban y edificaban, se casaban y se daban en matrimonio, y no conocieron hasta el día que Noé entró en el arca y el diluvio vino y los barrió a todos. El día de Dios encontrará a los hombres absortos igualmente en los negocios y placeres del mundo…
Creer en la próxima venida del Hijo del Hombre en las nubes de los cielos no inducirá a los verdaderos cristianos a ser descuidados y negligentes en los asuntos comunes de la vida. Los que aguardan la pronta aparición de Cristo no estarán ociosos. Al contrario, serán diligentes en sus asuntos. No trabajarán con negligencia y falta de honradez, sino con fidelidad, presteza y esmero (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 304).
La razón por la cual el Novio se demora se debe a que es longánime para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. ¡Oh, la preciosa longanimidad de nuestro misericordioso Salvador! ¡Oh, que cada uno de los queridos jóvenes aprecie el valor del alma que ha sido adquirida a precio infinito en el Calvario! ¡Oh, que cada cual aprecie adecuadamente las facultades que les ha confiado Dios!…
Estamos viviendo en un período demasiado solemne de la historia del mundo como para ser descuidados y negligentes. Hemos de orar, creer y obedecer. No podéis hacer nada por vuestra propia fortaleza; pero en la gracia de Jesucristo, podéis emplear de tal modo vuestro poder que lleguéis a traer el mayor bien a vuestra propia alma, y la mayor bendición a las almas de los demás. Aferraos de Jesús, y obraréis diligentemente las obras de Cristo, y recibiréis finalmente la recompensa eterna (Sons and Daughters of God, p. 118; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 120).
Pedro guardaba viva en su corazón la esperanza del regreso de Cristo, y aseguró a la iglesia del infalible cumplimiento de la promesa del Salvador: “Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo”. Juan 14:3. Para los atribulados y fieles la venida de Cristo iba a parecer muy demorada, pero el apóstol les aseguró: “El Señor no tarda su promesa,
como algunos la tienen por tardanza… Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas». 2 Pedro 3:9, 10 (Los hechos de los apóstoles, pp. 427, 428).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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