JUEVES, 14 DE OCTUBRE
OTRAS IMÁGENES

Las peregrinaciones por el desierto fueron ordenadas no solamente como castigo para los rebeldes y murmuradores, sino que habían de servir también como disciplina para la nueva generación que se iba desarrollando, a fin de prepararla para su entrada en la tierra prometida. Moisés le dijo: “Como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga”, “para afligirte, por probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, e hízole tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido; para hacerte saber que el hombre no vivirá de solo pan, mas de toda palabra que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”. Deuteronomio 8:5, 2, 3.

“Hallólo en tierra de desierto, y en desierto horrible y yermo; trájolo alrededor, instruyólo, gardólo como la niña de su ojo”. “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó: en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días del siglo”. Deuteronomio 32:10; Isaías 63:9 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 431).

Una familia bien orientada y disciplinada predica más a favor del cristianismo que todos los sermones que se puedan pronunciar.

Una luz por pequeña que sea, si está siempre encendida, puede servir para prender otras muchas. Nuestra esfera de influencia podrá parecer limitada, nuestras capacidades pequeñas, nuestras oportunidades escasas, reducidos nuestros recursos; no obstante, si sabemos aprovechar los que nos ofrece nuestro hogar, podemos realizar maravillas. Si queremos abrir nuestros corazones y nuestras casas a los divinos principios de vida, podremos ser canales que lleven raudales de fuerza vivificante (Mi vida hoy, p. 127).

Aquellos que tienen un amor genuino hacia Dios, manifestarán un ferviente deseo de conocer su voluntad y de realizarla. Dice el apóstol Juan, cuyas epístolas tratan tanto acerca del amor: “Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos”. 1 Juan 5:3. El hijo que ama a sus padres manifestará ese amor por una obediencia voluntaria; pero el niño egoísta, desagradecido, trata de hacer tan poco como sea posible por sus padres, en tanto que al mismo tiempo desea gozar de todos los privilegios concedidos a un hijo fiel y obediente. La misma diferencia se ve entre los que profesan ser hijos de Dios. Muchos que saben que son los objetos del amor y cuidado de Dios, y que desean recibir sus bendiciones, no encuentran placer en hacer su voluntad. Consideran los requisitos de Dios para con ellos como una restricción desagradable, sus mandamientos como un yugo gravoso. Pero el que está buscando verdaderamente la santidad del corazón y la vida, se deleita en la ley de Dios, y se lamenta únicamente de que esté tan lejos de cumplir sus requerimientos…

No es solamente el privilegio sino también el deber de todo cristiano mantener una intima unión con Cristo, y tener una rica experiencia en las cosas de Dios. Entonces su vida será fructífera en buenas obras. Dijo Cristo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Juan 15:8 (La edificación del carácter, pp. 80, 83).

VIERNES, 15 DE OCTUBRE: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
En los lugares celestiales, 6 de diciembre, “Una obra de preparación”, p. 349;
Profetas y reyes, “El libro de la ley”, pp. 289–293.

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2021
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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