DOMINGO, 16 DE JULIO
EN OTRO TIEMPO MUERTOS Y ENGAÑADOS POR SATANÁS
El mismo espíritu que fomentara la rebelión en el cielo continúa inspirándole en la tierra. Satanás ha seguido con los hombres la misma política que siguiera con los ángeles. Su espíritu impera ahora en los hijos de desobediencia. Como él, tratan estos de romper el freno de la ley de Dios, y prometen a los hombres la libertad mediante la transgresión de los preceptos de aquella. La reprensión del pecado despierta aún el espíritu de odio y resistencia. Cuando los mensajeros que Dios envía para amonestar tocan a la conciencia, Satanás induce a los hombres a que se justifiquen y a que busquen la simpatía de otros en su camino de pecado. En lugar de enmendar sus errores, despiertan la indignación contra el que los reprende, como si este fuera la única causa de la dificultad. Desde los días del justo Abel hasta los nuestros, tal ha sido el espíritu que se ha manifestado contra quienes osaron condenar el pecado (El conflicto de los siglos, p. 490).

Satanás nos acusará y pedirá destruirnos, pero es Dios quien abrirá una puerta al refugio. Y es Dios el que justifica a quien traspasa el umbral de esa puerta. Entonces, si Dios es por nosotros, ¿quién podrá estar contra nosotros? ¡Oh qué verdad gloriosa, brillante! ¿Por qué los hombres no pueden discernirla? ¿Por qué no caminan en sus brillantes rayos de luz? ¿Por qué no hablan del amor maravilloso de Cristo los creyentes? (Alza tus ojos, p. 375)

La vida del cristiano debe ser una vida de fe, de victoria y de gozo en Dios. “Todo aquel que es engendrado de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que vence al mundo, a saber, nuestra fe”. 1 Juan 5:4 (VM). Con razón declaró Nehemías, el siervo de Dios: “El gozo de Jehová es vuestra fortaleza”. Nehemías 8:10. Y San Pablo dijo: “Gozaos en el Señor siempre: otra vez os digo: Que os gocéis”. “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Filipenses 4:4; 1 Tesalonicenses 5:16-18 (El conflicto de los siglos, p. 469).

Por el sacrificio de Cristo se ha provisto para que los creyentes reciban todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad… En su humanidad, perfeccionada por una vida de constante resistencia al mal, el Salvador mostró que cooperando con la Divinidad los seres humanos pueden alcanzar la perfección de carácter en esta vida. Esa es la seguridad que nos da Dios de que nosotros también podemos obtener una victoria completa.

Ante los creyentes se presenta la maravillosa posibilidad de llegar a ser semejantes a Cristo, obedientes a todos los principios de la ley de Dios. Pero por sí mismo el hombre es absolutamente incapaz de alcanzar esas condiciones. La santidad, que según la Palabra de Dios debe poseer antes de poder ser salvo, es el resultado del trabajo de la gracia divina sobre el que se somete en obediencia a la disciplina y a las influencias refrenadoras del Espíritu de verdad. La obediencia del hombre puede ser hecha perfecta únicamente por el incienso de la justicia de Cristo, que llena con fragancia divina cada acto de acatamiento (Los hechos de los apóstoles, p. 424).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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