MARTES 17 DE MAYO
LA MUERTE DE SARA
Sara era la primera y la única verdadera esposa de Abrahán. Tenía derechos, como esposa y madre, que nadie más podía tener en el seno de la familia. Reverenciaba a su esposo y lo llamaba señor, pero sentía celos de que sus afectos fueran compartidos con Agar. El Señor no reprendió a Sara por la actitud que asumió. Los ángeles, en cambio, reprendieron a Abrahán por desconfiar del poder de Dios, lo que lo indujo a tomar a Agar por esposa con la idea de que por medio de ella se cumplirían las promesas…
Abrahán… [nada] dijo a Sara acerca de la naturaleza de su viaje, porque sabía cuánto amaba a Isaac, y que ese afecto la induciría a desconfiar de Dios y a no entregar a su hijo. El patriarca no permitió que el amor paternal lo dominara y lo indujera a rebelarse contra Dios. El mandamiento del Señor había sido calculado para sacudirlo profundamente. “Toma ahora a tu hijo”. Y entonces, como para probar un poco más su corazón, añadió: “Tu único, Isaac, a quien amas”; es decir, al único hijo de la promesa, “y ofrécelo allí en holocausto” (La historia de la redención, pp. 82, 83).
La herencia que Dios prometi6 a su pueblo no está en este mundo. Abrahán no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie”. Hechos 7:5. Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar. El Señor le había ordenado que abandonara a sus compatriotas idolatras, con la promesa de darle la tierra de Canaán como posesión eterna; y sin embargo, ni el, ni su hijo, ni su nieto la recibieron. Cuando Abrahán deseo un lugar donde sepultar sus muertos, tuvo que comprarlo a los cananeos. Su Única posesión en la tierra prometida fue aquella tumba cavada en la peña en la cueva de Macpela (Historia de los patriarcas y profetas, p. 166).
“Mi enfermedad me ha mostrado mi propia debilidad, y la paciencia y amor de mi Salvador y su poder para salvar… El conoce nuestra debilidad, sabe que nos falta fe y ánimo y sin embargo no nos desecha.
“Yo puedo caer en mi puesto antes que el Señor venga; pero cuando todos los que están en la tumba se levanten, yo veré a Jesús si soy fiel, y seré como él. ¡Oh, que gozo insuperable ver a Aquel a quien amamos, ver en su gloria a Aquel que nos amó tanto que se dio a sí mismo por nosotros; contemplar aquellas manos que fueron horadadas por nuestra redención, extendidas hacia nosotros para bendecirnos y darnos la bienvenida! ¡Qué importa que tengamos que trabajar dura-mente y sufrir aquí, si tan solo logramos la resurrección! Esperaremos pacientemente hasta que termine nuestro tiempo de prueba, y entonces elevaremos el cántico alegre de triunfo” (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 294).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
II TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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