LUNES, 17 DE OCTUBRE
“DEL PODER DEL SEOL”
Cristo reclama como suyos a todos los que han creído en su nombre. El poder vitalizador del Espíritu de Cristo que mora en el cuerpo mortal, vincula a cada alma creyente a Jesucristo. Los que creen en Jesús son sagrados para su corazón, porque su vida está oculta con Cristo en Dios. El Dador de la vida pronunciará esta orden: “¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos». Isaías 26:19.
El Dador de la vida llamará a su posesión adquirida en la primera resurrección, y hasta esa hora triunfante, cuando resuene la trompeta final y el vasto ejército avance hacia la victoria eterna, cada santo que duerme será mantenido en seguridad y guardado como una joya preciosa, como quien es conocido por Dios por su nombre. Resucitarán por el poder del Salvador que moró en ellos mientras vivieron y porque fueron participantes de la naturaleza divina (Mensajes selectos, t. 2, pp. 309, 310).

Los que están íntimamente relacionados con Dios pueden no prosperar en las cosas de esta vida; con frecuencia son afligidos y probados. José fue vilipendiado y perseguido porque conservó su virtud e integridad. David, el mensajero elegido de Dios, fue acechado como una fiera por sus perversos enemigos. Daniel fue arrojado al foso de los leones, porque era firme e íntegro en su fidelidad a Dios. Job fue privado de sus posesiones mundanales, y tan afligido en su cuerpo que le aborrecían sus parientes y amigos; sin embargo, conservó su fidelidad e integridad a Dios …
Estos ejemplos de firmeza humana, mediante la fuerza del poder divino, son para el mundo un testimonio de la fidelidad de las promesas de Dios, de su permanente presencia y de su gracia sostenedora (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 517).

El sacrificio hecho en favor del hombre fue infinito, más allá de la comprensión de los más poderosos intelectos, no obstante lo cual hombres que pretenden ser participantes de estos beneficios celestiales, que se les concedieron a tan alto costo, son demasiado egoístas como para hacer algún verdadero sacrificio para Dios. Sus mentes están concentradas en el mundo, y solo en el mundo. En el Salmo 49 leemos: “Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate (porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás)». vers. 6-8. Si todos recordaran, y pudieran apreciar algo del inmenso sacrificio hecho por

Cristo, se sentirían reprendidos por su temeridad y su supremo egoísmo (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 178).

===================
NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
===================
|| www.drministries.org ||
===================