LUNES 18 DE ABRIL
EL SUCESO DEL DILUVIO
El relato bíblico está en armonía consigo mismo y con la enseñanza de la naturaleza. Del primer día empleado en la obra de la creación se dice: “Y fue la tarde y la mañana un día” Génesis 1:5. Lo mismo se dice en sustancia de cada uno de los seis días de la semana de la creación. La Inspiración declara que cada uno de esos períodos ha sido un día compuesto de mañana y tarde, como cualquier otro día transcurrido desde entonces. En cuanto a la obra de la creación, el testimonio divino es como sigue: “Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” Salmo 33:9…
Antes del diluvio, el desarrollo de la vida animal y vegetal era inconmensurablemente superior al que se ha conocido desde entonces. En ocasión del diluvio, la superficie de la tierra sufrió conmociones, ocurrieron cambios notables, y en la nueva formación de la costra terrestre se conservaron muchas pruebas de la vida preexistente. Los grandes bosques sepultados en la tierra cuando ocurrió el diluvio, convertidos después en carbón, forman los extensos yacimientos carboníferos y suministran petróleo, sustancias necesarias para nuestra comodidad y conveniencia. Estas cosas, al ser descubiertas, son otros tantos testigos mudos de la veracidad de la Palabra de Dios (La educación, p. 116).
El amor de Dios por el mundo no se manifestó porque envió a su Hijo, sino que, debido a su amor por la humanidad, envió a su Hijo al mundo, para que la divinidad, revestida con la humanidad pudiera ponerse en contacto con la humanidad, al paso que la divinidad se aferraba de la divinidad. Aunque el pecado ha producido una separación entre el hombre y Dios, la benevolencia divina proveyó un plan para salvar ese abismo. ¿Qué material empleó? Una parte de sí mismo. El esplendor de la gloria del Padre vino a un mundo manchado por la maldición, y mediante su propio carácter divino, su propio cuerpo divino, salvó el abismo… Las ventanas del cielo se abrieron, y los torrentes de la gracia divina descendieron a nuestro mundo tenebroso, en cascadas de reconciliación. ¡Oh, qué amor! ¡Qué amor inigualable e indecible! (Nuestra elevada vocación, p. 14).
Es necesario dedicar mucho tiempo a la oración secreta, en íntima comunión con Dios. Únicamente así pueden ganarse las victorias. La eterna vigilancia es el precio de la seguridad.
El pacto del Señor ha sido hecho con sus santos. Cada uno ha de discernir sus puntos débiles de carácter, y guardarse celosamente contra ellos. Los que han sido sepultados con Cristo en el bautismo y resucitados a la semejanza de su resurrección, se han comprometido a andar en novedad de vida. “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Colosenses 3:1-4 (Consejos para los maestros, p. 245).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
II TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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