SÁBADO DE TARDE, 18 DE FEBRERO
CÓMO PLANIFICAR PARA TENER ÉXITO
Es una mala práctica de los hombres procurar mejorar el plan de Dios… Debemos calcular fielmente el diezmo, y luego decirle al Señor: He hecho como me has ordenado. Si quieres honrarme confiándome tus bienes para que yo negocie con ellos, por tu gracia seré un fiel administrador y me esforzaré definidamente para que haya alimento en tu casa…
Las personas que tienen grandes responsabilidades comerciales deben asegurarse de que no roban a Dios en lo más mínimo, como se dice en Malaquías. Allí se nos dice que reciben bendición los que devuelven fielmente el diezmo, y maldición los que lo retienen codiciosamente. Entonces, ¿no deberíamos aseguramos de que obramos del lado seguro, tratando de tal manera los preceptos de Dios en nuestro manejo de la propiedad que nos ha prestado bajo confianza que no pueda caer ni una sombra de reproche sobre nosotros? No es necesario que pregunte; ¿no bendecirá Dios a los que le son fieles? Hemos empeñado su palabra (That I May Know Him, p. 221; parcialmente en A fin de conocerle, p. 220).

En su capacidad de Mediador, Cristo concede a sus siervos la presencia del Espíritu Santo. Es la eficacia del Espíritu la que capacita a los agentes humanos para ser representantes del Redentor en la tarea de salvar almas. Es indispensable que nos coloquemos bajo la influencia modeladora del Espíritu Santo si queremos unirnos con Cristo en esta obra. El poder impartido de este modo nos capacita para trabajar con el Señor, en el vínculo de la unidad, como colaboradores suyos en la salvación de las almas. A todo aquel que se ofrece al Señor para servir, sin retener nada, se le concede poder para alcanzar resultados sin medida.
Mediante una promesa eterna, Dios se ha comprometido a suplir de poder y gracia a todo aquel que se santifica mediante la obediencia de la verdad. Cristo, a quien se le ha entregado todo el poder en el cielo y en la tierra, aprueba a sus instrumentos y colabora con ellos: esas almas fervientes que participan cotidianamente del pan vivo “que desciende del cielo”. Juan 6:50. La iglesia de la tierra, unida con la iglesia celestial, puede lograr todas las cosas (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 32).

[Muestro negocio o vocación forma parte del gran plan de Dios y, mientras se lleve a cabo de acuerdo con su voluntad, él se responsabilizará de los resultados. Como “colaboradores de Dios”, la parte que nos toca es obedecer fielmente sus instrucciones. No hay, por lo tanto, lugar para la preocupación y la ansiedad. Se requieren diligencia, fidelidad, cuidado, economía y discreción. Cada facultad debe emplearse hasta lo sumo. Pero no debemos poner nuestra confianza en el resultado feliz de nuestros esfuerzos, sino en la promesa de Dios. La Palabra que alimentó a Israel en el desierto, y mantuvo a Elías mientras prevalecía el hambre, tiene hoy el mismo poder que entonces. “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos?… Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:31-33 (La educación, p. 138).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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