JUEVES, 19 DE ENERO
UN DIEZMO HONESTO, O FIEL
No es propósito de Dios que los cristianos, cuyos privilegios exceden por mucho a los de la nación judía, den menos liberalmente que los judíos. “A cualquiera que fue dado mucho —declaró el Salvador, mucho será vuelto a demandar de él”. Lucas 12:41 La liberalidad que se requería de los hebreos era en gran parte para beneficio de su propia nación; hoy la obra de Dios abarca toda la tierra. Cristo confió los teso-ros del evangelio a las manos de sus seguidores, y les impuso la responsabilidad de dar las alegres nuevas de la salvación al mundo. Nuestras obligaciones son por cierto mucho mayores que las del antiguo Israel (Los hechos de los apóstoles, p. 272).
Cada bendición que se nos concede demanda una respuesta hacia el Autor de todos los dones de la gracia. El cristiano debiera repasar muchas veces su vida pasada, y recordar con gratitud las preciosas liberaciones que Dios ha obrado en su favor, sosteniéndole en la tentación, abriéndole caminos cuando todo parecía tinieblas y obstáculos, y dándole nuevas fuerzas cuando estaba por desmayar. Debiera reconocer todo esto como pruebas de la protección de los ángeles celestiales. En vista de estas innumerables bendiciones debiera preguntarse muchas veces con corazón humilde y agradecido: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?” Salmo 116:12 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 185).
Lo que cada mayordomo debe comprender a medida que se esfuerza por dar a conocer la gloria de Dios en nuestro mundo, ya sea que se encuentre ante infieles o príncipes, es que debe hacer de Dios lo primero, lo último y lo mejor en todas las cosas. El verdadero cristiano comprende que tiene derecho a llevar tal nombre únicamente en la medida en que eleve a Cristo con fuerza constante, perseverante y siempre creciente…
“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”. 1 Corintios 4:2. Cuando seamos fieles en dar a conocer a Dios, nuestros impulsos estarán bajo el control divino y creceremos constantemente tanto espiritual como intelectualmente. Pero cuando los hombres se unen para exaltar a los hombres y tienen poco que decir de Dios, se debilitan. El abandonará a los que no le reconocen en todo esfuerzo hecho para elevar a la humanidad. Solo el poder de Cristo puede restaurar la maquinaria humana descompuesta. En todo lugar, los que los rodeen vean que ustedes dan gloria a Dios. Colóquese el hombre a la sombra y permita que Dios aparezca como la única esperanza de la raza humana. Todo hombre debe afianzarse en la Roca eterna, Cristo Jesús, y entonces se mantendrá en pie en medio de la tempestad (Alza tus ojos, p. 79).
Dios prepara la mente para que pueda reconocerlo como el único que es capaz de ayudar al alma que se esfuerza y lucha. Educará a todos los que se coloquen bajo su bandera para ser fieles mayordomos de su gracia. El hombre no puede evidenciar mayor debilidad que la de pensar que encontrará más aceptación ante los hombres excluyendo a Dios. Dios debe aparecer como supremo. La sabiduría del hombre más encumbrado es locura para con Dios.
Dios ha dado al hombre principios inmortales ante los cuales todo ser humano tendrá que postrarse algún día. Tenemos verdades que nos han sido confiadas. Los rayos de esta luz no deben ocultarse debajo de un almud, sino que han de alumbrar a todos los que están en la casa (Alza tus ojos, p. 79).
VIERNES, 20 DE ENERO: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Obreros evangélicos, “Efecto de la recepción del espíritu”, pp. 304, 305; Testimonios para la iglesia, t. 9, “La mayordomía fiel”, pp. 197-202.
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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