JUEVES, 22 DE SEPTIEMBRE
EL DIOS SUFRIENTE
Toda su vida, Cristo había estado proclamando a un mundo caído las buenas nuevas de la misericordia y el amor perdonador del Padre. Su tema era la salvación aun del principal de los pecadores. Pero en estos momentos, sintiendo el terrible peso de la culpabilidad que lleva, no puede ver el rostro reconciliador del Padre. Al sentir el Salvador que de él se retraía el semblante divino en esta hora de suprema angustia, atravesó su corazón un pesar que nunca podrá comprender plenamente el hombre. Tan grande fue esa agonía que apenas le dejaba sentir el dolor físico…

Temía que el pecado fuese tan ofensivo para Dios que su separación resultase eterna. Sintió la angustia que el pecador sentirá cuando la misericordia no interceda más por la raza culpable. El sentido del pecado, que atraía la ira del Padre sobre él como substituto del hombre, fue lo que hizo tan amarga la copa que bebía el Hijo de Dios y quebró su corazón (El Deseado de todas las gentes, p. 701)

¿Cómo es el camino que nos lleva al cielo? ¿Es un camino lleno de conveniencias invitadoras? No, sino que es un sendero estrecho y aparentemente incómodo; es un camino donde hay conflictos, pruebas, tribulaciones y sufrimientos. Nuestro Capitán, Jesucristo, no nos ha ocultado nada concerniente a las batallas que debemos pelear. Despliega el mapa delante de nosotros y nos muestra el camino. Nos dice: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. I alcas 13:24. “Entrad por la puerta estrecha; por-que ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella”. Mateo 7:13. “En el mundo tendréis aflicción”. .luan 16:33. El apóstol se hace eco de las palabras de Cristo: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Hechos 14:22. Bien, ¿es el aspecto desanimador el que debemos mantener delante de los ojos de la mente?…

Este es Jesús, la vida de toda gracia, la vida de toda promesa, la vida de todo rito y la vida de toda bendición. Jesús es la sustancia, la gloria, la fragancia y la vida misma. “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Juan 8:12. Por lo tanto, el camino real que se ha dado a los redimidos para que anden por él no constituye tinieblas desanimadoras. Si no fuera por Jesús, nuestro peregrinaje verdaderamente sería solitario y doloroso. Él dice: “No os dejaré huérfanos”. Juan 14:18. Por lo tanto reunamos todas las preciosas promesas. Repitámoslas durante el día y meditemos en ellas durante la noche, y estemos gozosos…

¿No es este en verdad un camino real por donde viajamos, establecido para que anden los redimidos del Señor? ¿Podría habérseles proporcionado una senda mejor? ¿Un camino mejor? ¡No! ¡No! Por lo tanto practiquemos la instrucción dada. Veamos a nuestro Salvador como nuestro refugio, como nuestro escudo en la mano derecha para defendernos de los dardos de Satanás (Mensajes selectos, t. 2, pp. 279, 280).

Viernes, 23 de septiembre: Para estudiar y meditar
Exaltad a Jesús, 9 de agosto, “Vencedor sobre el poder de las tinieblas”, p. 229;
En los lugares celestiales, 18 de septiembre, “No dispensados del sufrimiento”, p. 270.

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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