LUNES, 24 DE JULIO
RECONCILIACIÓN: EL REGALO DE DIOS DESDE LA CRUZ
Estos hombres [griego] vinieron del Occidente para hallar al Salvador al final de su vida, como los magos habían venido del Oriente al principio. Cuando nació Cristo, los judíos estaban tan engolfados en sus propios planes ambiciosos que no conocieron su advenimiento. Los magos de tyna tierra pagana vinieron al pesebre con sus donativos para adorar al Salvador. Así también estos griegos, representando a las naciones, a las tribus y a los pueblos del mundo, vinieron a ver a Jesús. Así también la gente de todas las tierras y de todas las edades iba a ser atraída por la cruz del Salvador. Y así “vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”. Mateo 8:11 (El Deseado de todas las gentes, p. 574).
La cruz está revestida con un poder que el lenguaje no puede expresar…
Los hijos y las hijas de Dios deben ser de un carácter distinto al manifestado por un gran número de ellos. Si aman a Jesús, tendrán ideas más amplias acerca del amor que se ha manifestado por el hombre caído, que recibió la provisión de una ofrenda tan costosa para salvar a la especie humana. Nuestro Salvador pide la cooperación de cada hijo e hija de Adán que ha llegado a convertirse en hijo o hija de Dios… Nuestro Salvador declara que trajo del cielo el don de la vida eterna. Había de ser levantado en la cruz del Calvario para atraer a todos los hombres a sí mismo. ¿Cómo trataremos entonces la herencia adquirida por Cristo? Debiera manifestársele ternura, aprecio, bondad, simpatía y amor. Entonces podremos trabajar para ayudar y bendecir a los demás. Tenemos la exaltada compañía de los ángeles celestiales. Cooperan con nosotros en la obra de iluminar a los encumbrados y a los humildes (Sons and Daughters of God, p. 229; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 231).
Juan declara: “Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él, mas el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en él”. 1 Juan 2:3-5.
Uno de los últimos mandamientos que Cristo diera a sus discípulos fue: “Que os améis los unos a los otros: como os he amado”. Juan 13:34. ¿Estamos obedeciendo este mandato, o estamos condescendiendo con rasgos de carácter hirientes y no cristianos? Si de alguna forma hemos agraviado o herido a otros, es nuestro deber confesar nuestra falta y buscar la reconciliación. Esta es una condición esencial para que podamos presentarnos a Dios con fe y pedir su bendición (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 109, 110.
===================
NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
===================
|| www.drministries.org ||
===================
Leave A Comment