SÁBADO, 24 DE SEPTIEMBRE
REBELIÓN EN UN UNIVERSO PERFECTO
Dependemos de la Biblia para conocer el principio de la historia del mundo, la creación del hombre y su caída. Si eliminamos la Palabra de Dios, ¿qué podemos esperar sino quedarnos con fábulas y conjeturas, y con ese debilitamiento del intelecto que es el seguro resultado .de aceptar el error?
Necesitamos la verdadera historia del origen de la tierra, la caída de Lucifer y la entrada del pecado en el mundo. Sin la Biblia, estaríamos confundidos por falsas teorías. La mente estaría sometida a la tiranía de la superstición y la falsedad. Pero, puesto que disponemos de la auténtica historia de los comienzos del mundo, no necesitamos enredarnos con conjeturas humanas y teorías indignas de confianza (Mente, carácter, y personalidad, t. 2, pp. 772, 773).
Satanás es un engañador. Cuando él pecó en el cielo, aun los ángeles leales no discernieron plenamente su carácter. Esta es la razón por la cual Dios no destruyó en el acto a Satanás. Si lo hubiese hecho, los santos ángeles no hubieran percibido la justicia y el amor de Dios. Una duda acerca de la bondad de Dios habría sido una mala semilla productora de amargos frutos de pecado y dolor. Por lo tanto, el autor del mal fue dejado con vida hasta que desarrollase plenamente su carácter. A través de las largas edades, Dios ha soportado la angustia de contemplar la obra del mal, y otorgó el infinito Don del Calvario antes de permitir que alguien fuese engañado por las falsas interpretaciones del maligno; pues la cizaña no podía ser extirpada sin peligro de desarraigar también el grano precioso. ¿Y no seremos nosotros tan tolerantes para con nuestros semejantes como el Señor del cielo y de la tierra lo es con Satanás? (Palabras de vida del gran Maestro, p. 51).
Cuando Satanás indujo al hombre a pecar, esperaba que el odio que Dios tiene por el pecado lo separaría para siempre, del hombre y rompería el vínculo que une el cielo y la tierra. Cuando de los cielos abiertos oyó la voz de Dios que se dirigía a su Hijo, para él fue como el sonido de un toque de difuntos. Esto le dijo que ahora Dios estaba por unir consigo al hombre más estrechamente, y que le daría fortaleza moral para vencer la tentación y para escapar de las redes de las trampas satánicas. Satanás sabía muy bien la posición que Cristo había ocupado en el cielo como el Hijo de Dios, el Amado del Padre; y el hecho de que Cristo hubiera dejado el gozo y la honra del cielo para venir a este mundo como hombre, lo llenaba de temor. Sabía que esta condescendencia de parte del Hijo de Dios no presagiaba ningún bien para él… Sabía que los tesoros más costosos de la tierra no compararían en valor [con el sacrificio del Hijo]. Tal como había perdido por medio de su rebelión todas las riquezas y glorias purísimas del cielo, estaba decidido a desquitarse, haciendo que tantos hombres como pudiera lograr, desvaloraran el cielo y pusieran sus afectos en los tesoros terrena=les (Confrontation, p. 29; parcialmente en Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1054).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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