MIÉRCOLES, 25 DE ENERO
DIOS TOMA NOTA DE NUESTRAS OFRENDAS
El acto de la viuda que puso dos blancas —todo lo que tenía— en la tesorería, fue registrado para animar a los que, aunque luchan con la pobreza, desean sin embargo ayudar a la causa de Dios mediante sus dones. Cristo llamó La atención de los discípulos a esa mujer, que había dado “todo su alimento”. Consideró su dádiva de más valor que las grandes ofrendas de aquellos cuyas limosnas no exigían abnegación. De su abundancia ellos habían dado una pequeña porción. Para hacer su ofrenda, la viuda se había privado aun de lo que necesitaba para vivir, confiando que Dios supliría sus necesidades para el mañana. Respecto a ella el Salvador declaró: “De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca”. Marcos 12:44, 43. Así enseñó que el valor de la dádiva no se estima por el monto, sino por la proporción que se da y por el motivo que impulsa al dador (Los hechos de los apóstoles, p. 275).

Con frecuencia, los que reciben la verdad se hallan entre los pobres en bienes terrenos; pero no deben hacer de ello una excusa para descuidar aquellos deberes que les incumben en reconocimiento de la preciosa luz que han recibido. No deben dejar que la pobreza les impida allegarse tesoros en los cielos. Las bendiciones que están al alcance de los ricos lo están también al de los pobres. Si son fieles en emplear lo poco que poseen, su tesoro en los cielos aumentará de acuerdo con su fidelidad. Es el motivo, no la cantidad, lo que hace valiosas sus ofrendas a la vista del cielo.
A todos se debe enseñar a hacer lo que puedan por el Maestro; a devolverle según él los prosperó. Él pide como deuda justa un diezmo de sus ingresos, sean grandes o pequeños; y aquellos que lo retienen, cometen un robo hacia él, y no pueden esperar que su mano prospera-dora esté con ellos. Aun cuando la iglesia se componga mayormente de hermanos pobres, el asunto de la benevolencia sistemática debe explicarse cabalmente, y debe adoptarse el plan de todo corazón. Dios puede cumplir sus promesas. Sus recursos son infinitos, y él los emplea todos en el cumplimiento de su voluntad. Y cuando ve un fiel cumplimiento del deber en el pago del diezmo, a menudo, en su sabia Providencia, abre caminos para que aumenten los ingresos. El que cumpla la disposición de Dios en lo poco que le haya sido dado, recibirá el mismo pago que aquel que da de su abundancia (Obreros evangélicos, pp. 234, 235).

Algunos no tienden naturalmente a la devoción, y por lo tanto debieran fomentar y cultivar el hábito de examinar detalladamente sus propias vidas y motivos y debieran fomentar de un modo especial el amor por los ejercicios religiosos y por la oración secreta (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 455).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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