LUNES 26 DE FEBRERO
EL MESÍAS SUFRIENTE
Mediante el salmista, Cristo había predicho el trato que iba a recibir de los hombres: “Yo soy … oprobio de los hombres, y desecho del pueblo. Todos los que me ven, escarnecen de mí; estiran los labios, menean la cabeza, diciendo: Remítase a Jehová, líbrelo; sálvele, puesto que en él se complacía”. “Contar puedo todos mis huesos; ellos miran, considéranme. Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. “He sido extrañado de mis hermanos, y extraño a los hijos de mi madre. Porque me consumió el celo de tu casa; y los denuestos de los que te vituperaban, cayeron sobre mí”. “La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado: y esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo: y consoladores, y ninguno hallé”. Salmo 22:6-8, 17, 18; 69:8, 9, 20 (Los hechos de los apóstoles, pp. 182, 183).

Los hombres, a quienes Dios había creado, y que dependían de él en cada momento de su vida, que pretendían ser hijos de Abraham, llevaron a cabo la ira de Satanás contra el inocente Hijo del Dios infinito. Mientras Cristo estaba llevando la pesada culpabilidad provocada por la transgresión de la ley, mientras estaba precisamente en el acto de llevar nuestros pecados, fue mofado… por los principales sacerdotes y gobernantes… Fue allí [en la cruz] donde la misericordia y la verdad se encontraron, donde la justicia y la paz se abrazaron. Aquí hay un tema que todos necesitan entender. Aquí hay longuras, anchuras, profundidades y alturas que sobrepujan todo cómputo.

El carácter de Cristo es infinitamente perfecto. La Palabra lo revela. Es alzado y proclamado como el Único, que dio su vida por la vida del mundo… Cristo dio su vida para que todos los desleales y desobedientes pudieran comprender la verdad de la promesa dada en el primer capítulo de Juan: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12. Repetid esto vez tras vez. Podemos llegar a ser hijos de Dios, miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Todos los que aceptan a Jesucristo y mantienen firmemente el principio de su confianza hasta el fin, serán los herederos de Dios y coherederos con Cristo (That I May Know Him, p. 70; parcialmente en A fin de conocerle, p. 72).

Cuando el pecador capta una visión de los inigualables encantos de Jesús, el pecado ya no le parece atractivo, pues contempla al “Señalado entre diez mil”, “todo él codiciable”. Cantares 5:10, 16. Percibe por experiencia personal el poder del evangelio, cuya amplitud de designio es solo igualado por lo precioso de su propósito (Reflejemos a Jesús, p. 68).

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NOTAS DE ELENA
MATERIAL COMPLEMENTARIO DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2024
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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