LUNES, 26 DE DICIEMBRE
EN EL TEMPLO DE DIOS[Esta visión describe los eventos que ocurrirán cuando terminen los mil años después del segundo advenimiento de Cristo.]
Encabezados por Jesús, todos descendimos desde la ciudad hacia esta tierra, sobre un monte muy grande…
El monte Sión se encontraba justamente frente a nosotros, y en él se alzaba un glorioso templo y alrededor del monte había otras siete montañas, cubiertas de rosales y lirios. Vi a los niños subir a esas montañas si así lo deseaban, usar sus alitas y volar a la cumbre de las montañas, y allí cortar flores que nunca se marchitaban. Había toda clase de árboles alrededor del templo para hermosear el lugar, los bojes, los pinos, los abetos, los olivos, los mirtos, los granados; y las higueras se inclinaban con el peso de los higos; todo esto hacía que el lugar se viera magnífico. Y cuando estábamos por entrar en el templo, Jesús elevó su hermosa voz y dijo: “Solamente los 144.000 entran en este lugar”, y todos exclamamos: “¡Aleluya!”
Este templo estaba sostenido por siete magníficas columnas, todas ellas de oro transparente y engarzadas con perlas. No puedo describir las cosas hermosas que vi allí. Oh, si pudiera hablar en el lenguaje de Canaán, entonces podría describir algo de la gloria del mundo mejor (Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 69, 70).
A los que entren en la ciudad de Dios se les colocará sobre sus cabezas coronas de oro. Será una escena de gozo que ninguno de nosotros puede permitirse perder. Echaremos nuestras coronas a los pies de Jesús, y vez tras vez le daremos gloria y alabaremos su santo nombre. Los ángeles se unirán en los cantos de triunfo. Tocando sus arpas de oro llenarán todo el cielo con dulce música y cantos al Cordero (La segunda venida y el cielo, p. 148).
Se acerca el día cuando habrá terminado la batalla y la victoria habrá sido ganada. La voluntad de Dios ha de cumplirse en la tierra como en el cielo. Las naciones de los salvados no conocerán otra ley que la del cielo. Todos constituirán una familia dichosa, unida, vestida con las prendas de alabanza y de acción de gracias: con el manto de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, en su incomparable belleza, ofrecerá a Dios tributo de alabanza y adoración. El mundo quedará bañado en luz celestial. La luz de la luna será como la del sol, y la luz del sol siete veces más intensa que ahora. Los años transcurrirán alegremente. Y sobre todo las estrellas de la mañana cantarán juntas, y los hijos de Dios clamarán de gozo, mientras que Dios y Cristo declararán a una voz que “ya no habrá más pecado, ya no habrá más muerte” (El ministerio de curación, pp. 404, 405).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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