JUEVES 26 DE MAYO
JACOB SE VA
[A] medida que el tiempo pasaba, Labán comenzó a envidiar la mayor prosperidad de Jacob, quien prosperó mucho, “y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos”. Génesis 30:25-27, 30, 43
Los hijos de Labán participaban de los celos de su padre, y sus palabras maliciosas llegaron a oídos de Jacob: “Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre; y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta grandeza. Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como ayer y antes de, ayer”. Véase Génesis 31.
Jacob habría dejado a su astuto pariente mucho antes, si no hubiese temido el encuentro con Esaú. Ahora comprendió que estaba en peligro frente a los hijos de Labán, quienes, considerando suya la riqueza de Jacob, tratarían tal vez de obtenerla por la fuerza (Historia de los patriarcas y profetas, p. 191).
[Jacob estaba angustiado; no sabía qué camino tomar. Llevó su caso al Señor y le suplicó que lo dirigiera. El Altísimo respondió misericordiosamente su angustiada oración. “Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, que yo estaré contigo.
“Envió, pues, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre; y vuestro padre me ha engañado y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal”. Jacob les contó el sueño que le había dado Dios, en el cual le dijo que abandonara a Labán y regresara a casa de sus parientes. Raquel y Lea también expresaron su insatisfacción por los procedimientos de su padre. “¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre? ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio? Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho” (La historia de la redención, pp. 92, 93).
Desde que pecaron nuestros primeros padres, no ha habido comunicación directa entre Dios y el hombre. El Padre puso el mundo en manos de Cristo para que por su obra mediadora redimiera al hombre y vindicara la autoridad y santidad de la ley divina.
Toda comunicación entre el cielo y la raza caída se ha hecho por medio de Cristo. Fue el Hijo de Dios quien dio a nuestros primeros padres la promesa de la redención. Fue él quien se reveló a los patriar-cas. Adán, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob, y Moisés comprendieron el evangelio. Buscaron la salvación por medio del Substituto y Garante del ser humano. Estos santos varones de antaño comulgaron con el Salvador que iba a venir al mundo en carne humana; y algunos de ellos hablaron cara a cara con Cristo y con ángeles celestiales (Historia de los patriarcas y profetas, p. 381, 382).
VIERNES, 27 DE MAYO: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Mi vida hoy, 23 de noviembre, “Con veracidad”, p. 341;
La historia de la redención, “Los años de exilio de Jacob”, pp. 91, 92.
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
II TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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Excelente y gracias por todo su material