LUNES, 28 DE AGOSTO
LA IGLESIA COMO ESPOSA DE CRISTO – PRIMERA PARTE
Estamos viviendo en las escenas finales de estos tiempos peligrosos. El Señor anticipó la incredulidad que ahora prevalece respecto a su venida; y vez tras vez ha advertido en su Palabra que ese evento será inesperado. El gran día vendrá como lazo “sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra”. Lucas 21:35. Pero hay dos clases de personas… Algunos estarán preparados cuando el esposo llegue, y entrarán con a la boda. ¡Cuán precioso es este pensamiento para los que están esperando y velando por su venida! Cristo “amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efesios 5:25-27. Aquellos a quienes Dios ama gozan de este favor porque poseen un carácter hermoso (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 134).

En su oración intercesora en favor de sus discípulos declaró: “La gloria [el carácter] que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. Juan 17:22, 23.

Hoy continúa siendo su propósito purificar y santificar a su iglesia “…a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efesios 5:27. Cristo no puede pedir al Padre que conceda a los que creen en él un don mayor que el carácter que él reveló. ¡Qué amplitud hay en su requerimiento! ¡Qué plenitud de gracia tiene el privilegio de recibir todo seguidor de Cristo! ¡Oh, que podamos apreciar más plenamente el honor que Cristo nos confiere! Al cargar su yugo y aprender de él, llegamos a ser como él en aspiraciones, en humildad y mansedumbre, en fragancia de carácter (God’s Amazing Grace, p. 322; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 322).

La relación de Cristo y su iglesia es muy íntima y sagrada; él es el esposo y la iglesia la esposa; él la cabeza, y la iglesia el cuerpo. La relación con Cristo entraña, pues, la relación con su iglesia.

Esta ha sido organizada para servir; y en una vida de servicio a Cristo la relación con la iglesia es uno de los primeros pasos que hay que dar. La lealtad a Jesús exige la ejecución fiel de los deberes impuestos por la iglesia. Esta es una parte importante de nuestra preparación, y una iglesia imbuida de la vida del Maestro inducirá decididamente a sus miembros a realizar un esfuerzo en beneficio del mundo exterior (La educación, pp. 268, 269).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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