LUNES, 28 DE FEBRERO
LA INVITACIÓN DE DIOS
Por su gran poder, no obstante la oposición de Faraón, Dios libró a su pueblo de Egipto para que guardaran su ley que había sido dada en el Edén. Los condujo al Sinaí para que escuchasen la proclamación de su ley.
Al proclamar los Diez Mandamientos a los hijos de Israel con su propia voz, Dios demostró su importancia. En medio de una grandiosidad pavorosa, dio a conocer su majestad y autoridad como Gobernador del mundo. Lo hizo para grabar en la mente de su pueblo la santidad de su ley y la importancia de observarla. El poder y la gloria con que fue dada la ley revelan su importancia. Es la fe una vez dada a los santos por Cristo nuestro Redentor hablando desde el Sinaí (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 209, 210).
Con sumo fervor [David] estudió las formas en que procede Dios, expresadas por Cristo cuando estuvo rodeado por la columna de nube, y dadas a Moisés para que fueran fielmente repetidas a todo Israel… y cuando David consideró las señales y promesas divinas para ellos
sabiendo que eran todos los que las necesitaban tanto como para Israel— las apropio para sí, diciendo: “me acordaré de las obras de JAH; sí hare memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos”.
Su fe se aferró de Dios, y se animó y fortaleció. Aunque reconocía como misteriosos los caminos de Dios, sabía que eran misericordiosos y buenos, pues este fue el carácter divino tal como se reveló a Moisés: “Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1167).
El Capitán de nuestra salvación fortalece a sus seguidores, no con falsedades científicas, sino con genuina fe en la Palabra de un Dios personal. Esta Palabra es repetida una, otra y otra vez con más profundo poder afirmativo. Satanás recurre a todos sus poderes para el ataque en el último conflicto, y la paciencia del seguidor de Cristo es probada al máximo. A veces parece que va a ceder. Pero una palabra de oración al Señor Jesús llega como una flecha hasta el trono de Dios, y ángeles de Dios son enviados al campo de batalla. Cambia la marea… y los cautivos son libertados. Las almas creyentes acosadas son sostenidas como con alas de águilas y la victoria es ganada…
¡Qué maravillosas lecciones aprenderemos como resultado de la constante dependencia en la eficacia de Cristo! Aquel que aprende estas lecciones no necesita aprender de la experiencia ajena. Tiene el testimonio en sí mismo, y su experiencia avala su conocimiento de que Cristo es suficiente, fiel y poderoso. Conoce el cumplimiento de la promesa: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:9 (In Heavenly Places, p. 297; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 299).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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