JUEVES, 29 DE DICIEMBRE
SU NOMBRE EN SUS FRENTES
Para entrar en el cielo, el hombre debe tener a Cristo en su interior, la esperanza de gloria, y llevar consigo el ambiente del cielo. Solo el Señor Jesús puede moldear y cambiar el carácter. Por falta de paciencia, bondad, tolerancia, abnegación y amor, las revelaciones de los rasgos surgen involuntariamente cuando se está desprevenido, y las palabras no cristianas, la falta de semejanza a Cristo de carácter estallan a veces para la ruina del alma. “No se regocija en la iniquidad”. Márcalo. El apóstol quiso decir que donde hay un cultivo de amor genuino por las almas preciosas, será exhibido para aquellos más necesitados de esa paciencia que sufre mucho y es bondadosa, y no estará lista para convertir una pequeña indiscreción o un mal incuestionable en una ofensa grande e imperdonable, y no sacará provecho de las malas acciones de otros (Fundamentals of Christian Education, p. 279).

En el mejor de los casos, el tiempo de que disponemos aquí es corto, y todos los movimientos que hacemos debieran estar dedicados al fortalecimiento y al progreso de la causa de Dios… Clama a Dios: “Conviérteme hasta lo más profundo de mi alma”. Ruega al Señor que te otorgue el poder transformador de su gracia. Aférrate de tu Salvador como Jacob, hasta que el Altísimo te muestre no solamente cómo eres tú mismo, sino que te revele quién es él, y puedas ver en Jesús tu fortaleza y tu apoyo, un resplandor y un poder que nunca has experimentado antes… Si por la fe te aferras tenazmente de las promesas, triunfarás. Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe (Cada día con Dios, p. 332).
El jactamos de nuestros méritos está fuera de lugar. “No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Jeremías 9:23, 24.
El premio no se otorga por las obras, a fin de que nadie se alabe; mas es todo por gracia. “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham nuestro padre según la carne? Que si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue atribuido a justicia. Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia”. Romanos 4:1¬5. Por lo tanto, no hay motivo para que uno se gloríe sobre otro o manifieste envidia hacia otro. Nadie obtiene un privilegio superior a otro, ni puede alguien reclamar la recompensa como un derecho (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 331, 332).

VIERNES, 30 DE DICIEMBRE: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
En los lugares celestiales, 31 de diciembre, “El reino del amor santo’, p. 374;
La segunda venida y el cielo, “Llamados a estar allí”, pp. 176-181.

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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