JUEVES, 29 DE SEPTIEMBRE
LA PROPAGACIÓN DE LA INCREDULIDAD
Después que Satanás y los que cayeron con él fueron echados del cielo, y él se dio cuenta de que había perdido para siempre toda la pureza y gloria de aquel lugar, se arrepintió, y quiso ser reintegrado allí. Estaba dispuesto a ocupar su propio lugar, o cualquier puesto que se le asignase. Pero no; el cielo no debía ser puesto en peligro. Todo el cielo podría contaminarse si se

le recibía de vuelta; pues el pecado había comenzado con él, y la semilla de la rebelión estaba en su fuero interno. Tanto él como sus secuaces lloraron, e imploraron que se los volviese a recibir en el favor de Dios. Pero su pecado —su odio, su envidia y sus celos— habían sido tan grandes que Dios no podía borrarlos. Ese pecado había de subsistir para recibir su castigo final.
Cuando Satanás se dio plena cuenta de que no había posibilidad de que regresase al favor de Dios, su malicia .y su odio comenzaron a manifestarse. Consultó a sus ángeles, y trazó un plan para seguir obrando contra el gobierno de Dios. Cuando Adán y Eva fueron puestos en el hermoso huerto, Satanás estaba haciendo planes para destruirlos… Se decidió que Satanás asumiría otra forma y manifestaría interés en el hombre. Tenía que hacerle insinuaciones contra la veracidad de Dios y crear dudas acerca de si Dios quería decir precisamente lo que decía; luego, excitar la ‘curiosidad de la pareja e inducirla a tratar de inmiscuirse en los planes insondables de Dios —es decir cometer el mismo pecado del cual Satanás se había hecho culpable (Primeros escritos, pp. 146, 147).

Cuando el alma se entrega a Cristo, un nuevo poder se posesiona del nuevo corazón. Se realiza un cambio que ningún hombre puede realizar por su cuenta. Es una obra sobrenatural, que introduce un elemento sobrenatural en la naturaleza humana. El alma que se entrega a Cristo, llega a ser una fortaleza suya, que él sostiene en un mundo en rebelión, y no quiere que otra autoridad sea conocida en ella sino la suya. Un alma así guardada en posesión por los agentes celestiales es inexpugnable para los asaltos de Satanás. Pero a menos que nos entreguemos al dominio de Cristo, seremos dominados por el maligno. Debemos estar inevitablemente bajo el dominio del uno o del otro de los dos grandes poderes que están contendiendo por la supremacía del mundo.
No es necesario que elijamos deliberadamente el servicio del reino de las tinieblas para pasar bajo su dominio. Basta que descuidemos de aliamos con el reino de la luz. Si no cooperamos con los agentes celestiales, Satanás se posesionará de nuestro corazón, y hará de él su morada. La única defensa contra el mal consiste en que Cristo more en el corazón por la fe en su justicia. A menos que estemos vitalmente relacionados con Dios, no podremos resistir los efectos profanos del amor propio, de la complacencia propia y de la tentación a pecar. Podemos dejar muchas malas costumbres y momentáneamente separarnos de Satanás; pero sin una relación vital con Dios por nuestra entrega a él momento tras momento, seremos vencidos (El Deseado de todas las gentes, p. 291).

VIERNES, 30 DE SEPTIEMBRE: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Mi vida hoy, 9 de noviembre, “La victoria nos la da Cristo”, p. 321;
El conflicto de los siglos, cap. 30, “El origen del mal y del dolor” pp. 483-493.

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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