01 DE ENERO
SALMO 1:1
«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado» (SAL. 1:1, RVR1960).

Este salmo puede ser considerado como el salmo prefacio, puesto que en él hay una idea del contenido de todo el libro. El deseo del salmista es enseñarnos el camino a la bienaventuranza y advertirnos de la destrucción segura de los pecadores.
Este es, pues, el asunto del primer salmo, que puede ser considerado, en ciertos aspectos, como el texto sobre el cual el conjunto de los Salmos forma un sermón divino.

¡Observa cómo este Libro de los Salmos empieza con una bendición, lo mismo que el famoso Sermón del monte! La palabra traducida como «bienaventurado» es una palabra muy expresiva. En el original es plural, y es una cuestión discutida si se trata de un adjetivo o de un sustantivo. De ahí podemos colegir la multiplicidad de las bendiciones que reposan sobre el hombre, a quien Dios ha justificado, y la perfección y grandeza de las bendiciones de que gozará.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos. Este hombre sigue el consejo prudente, y anda en los mandamientos del Señor, su Dios. Para él los caminos de la piedad son caminos de paz y bienandanza. Sus pisadas son ordenadas por la Palabra de Dios y no por la astucia y argucias del hombre carnal.
Es una señal cierta de gracia interior cuando el modo de andar ha cambiado y la impiedad es apartada de nuestras acciones.

Cuando los hombres viven en el pecado, van de mal en peor. Al comienzo andan meramente en el consejo de los descuidados e impíos, que no se preocupan de Dios —el mal es más bien de carácter práctico que habitual—, pero después de esto se habitúan al mal y andan en el camino de los pecadores declarados que voluntariamente quebrantan los mandamientos de Dios; y si se les deja solos, van un paso adelante y se vuelven maestros y tentadores deplorables respecto a los demás, y con ello se sientan en la silla de los escarnecedores. Se han graduado en el vicio, y como verdaderos doctores de condenación, se les ha concedido el título, y los demás los consideran como maestros en Belial. Pero el hombre bienaventurado, el hombre que posee todas las bendiciones de Dios, no puede tener contacto con personas de esta clase. Se mantiene puro y libre de estos leprosos; aparta las maldades de él como vestidos manchados por la carne; sale de entre los perversos y se va fuera del campamento llevando el reproche de Cristo. ¡Oh, si pudiéramos tener gracia para mantenernos separados así de los pecadores!

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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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