01 DE MAYO
SALMO 39
«Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí» (SAL. 39:1).
El salmista, abatido por la enfermedad y la pena, se ve agobiado por pensamientos de incredulidad que decide ahogar para que no le venga ningún mal por expresarlos (vv. 1-2). Pero el silencio crea una pena insoportable, que por fin exige ser expresada, y lo consigue en la oración de los versículos 3-6, que es casi una queja y un suspiro por la muerte, o por lo menos un cuadro sin esperanza de la vida humana. En los versículos 7-17 el tono es de mayor sumisión y se hace más claro el reconocimiento de la mano divina; la nube evidentemente ha pasado y el corazón dolorido es aliviado.
Dije. He resuelto, me he decidido. En su gran perplejidad, su mayor temor era que podría pecar; y, por ello, busca el método que más le garantice evitarlo, y está decidido a callar. Es excelente que un hombre se confirme en un buen curso o trayectoria, por el recordatorio de una resolución bien hecha y buena.
Para no pecar con mi lengua. Los pecados de la lengua son muy graves; como las chispas del fuego, las palabras necias o vanas esparcidas pueden causar gran daño. Si los creyentes pronuncian palabras duras contra Dios en tiempos de depresión, el maligno y los impíos van a aprovecharlo y usarlas como justificación para sus vidas pecaminosas. Si los propios hijos de un hombre murmuran o le faltan al respeto, no es de extrañar que la boca de los enemigos se halle llena de insultos.
Guardaré mi boca con freno, o más exactamente, un bozal o mordaza. El bozal —según el original— es más efectivo que una brida o un freno, pues impide hablar del todo. David habría hecho bien resolviendo ser muy precavido en sus palabras, pero cuando tomó la decisión de guardar silencio total, incluso para el bien, es que tenía evidentemente amargura en su alma. El evitar una falta no nos debe llevar a otra. El usar la lengua contra Dios es un pecado de comisión, pero él no usarla a su favor es un pecado de omisión. Las virtudes elogiosas deben ser seguidas tanto como los vicios han de ser evitados; pero para librarnos de Escila no hemos de caer en Caribdis.
En tanto que el impío esté delante de mí. Esto modifica el carácter de su silencio y atenúa la crítica, porque el mal hombre va a usar mal incluso nuestras palabras más santas, y no es bueno que echemos nuestras perlas delante de los puercos.
Los creyentes más firmes son probados por la incredulidad, y el diablo conseguiría una gran victoria si publicaran sus dudas y vacilaciones. Si yo tengo fiebre, no hay razón para que procure contagiar al vecino. Si hay alguien a bordo enfermo, hay que poner el corazón en cuarentena y no permitir que nadie desembarque en el bote del habla hasta que tenga un certificado de salubridad.
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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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