05 DE ENERO
SALMO 8:1-9
«¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!» (SAL. 8:1).

El creyente, redimido por la preciosa sangre de Jesús vertida en la cruz, reconoce la majestad, el poder y la gloria del Señor porque ha experimentado la gracia divina en su propia vida. Esa fue la experiencia del salmista, el rey David, quien expresó la alegría y el gozo que inundaban su corazón por las bendiciones de Dios.

La vida de cada uno de nosotros, los creyentes redimidos, está compuesta de una cadena interminable de bendiciones, todas inmerecidas, pero otorgadas por la gracia del Salvador. Por lo tanto, debemos expresar nuestro agradecimiento adorándolo con alabanzas y expresiones que ensalcen el nombre de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.

Jesús pagó el precio de la redención, del rescate, y por Su sacrificio fuimos justificados. Su entrega a la causa de nuestra salvación fue total e incondicional. Y como lo expresó el profeta Isaías, por Su llaga fuimos sanados. Él sufrió nuestro castigo y llevó nuestros pecados al madero de la cruz para limpiarnos con Su sangre. Nos corresponde reconocer Su sacrificio, agradecerlo con verdadero sentimiento y declarar al mundo nuestro genuino aprecio por Su obra. Glorificar el nombre del Señor Jesús debe ser nuestro constante cántico y oración para que el mundo sepa del amor de Dios y de la oferta de salvación eterna por medio del sacrificio de Su Hijo. Demos gracias a Dios por Su amor y Su perdón.

Oh, Señor, ¡cuán grande es tu amor y misericordia! Te alabamos y glorificamos tu nombre.

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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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