07 DE FEBRERO
SALMO 32:1-11
«Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado» (SAL. 32:5).
Cuando confesamos nuestros pecados con humildad y arrepentimiento, sin esconder nada, Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
Muchas veces creemos que somos tan buenos que no necesitamos confesarnos ante Dios y dejamos pasar día tras día sin humillarnos ante Él. Entonces nos vamos debilitando y el enemigo aprovecha esta debilidad para hacernos caer en pecado. Si no estamos alertas, buscando el rostro de Dios, caeremos en las artimañas del enemigo.
El mayor campo de batalla está en la mente, el juego de Satanás consiste en engañarnos y empezar a tratar de cambiar nuestros pensamientos por los de él. En la guerra contra Satanás, la meta de todo cristiano es recuperar nuestros pensamientos y llevarlos cautivos a Cristo.
Cuando estés experimentando tentación, piensa en la cruz. Piensa en Jesús muriendo por el pecado que estás contemplando en ese momento.
Dios quiere que hoy mismo te presentes ante Él y le pidas que te examine y te muestre el pecado que hay en ti. Arrepiéntete y Él te perdonará.
Dale gracias a Dios porque mediante la victoria de Jesús en la cruz, tú tienes la victoria ante el pecado.
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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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