14 DE MAYO
SALMO 110:1 (SEGUNDA PARTE)
«Así dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”» (Sal. 110:1).

3. La promesa de una simiente y una descendencia, tan numerosa como las estrellas del cielo: «Verá su descendencia» (Isa. 53:10). «¡Así de numerosa será tu descendencia!» (Gén. 15:5); a saber, «como las estrellas del cielo» (Heb. 11:12), incluso toda la multitud de sus elegidos, cada uno de ellos, vive por Su muerte y lleva consigo Su imagen, como un niño la de su padre. Él consintió en sufrir los dolores de la muerte, pero fueron dolores de parto con el fin de dar a luz a muchos. Él fue como el grano de trigo que cae en la tierra y muere; pero la promesa le aseguró, que, en tal condición, Su cosecha trajera mucho fruto (Juan 12:24).

4. La promesa de heredar todas las cosas, como primer heredero: «Yo le daré los derechos de primogenitura» (Sal. 89:27). Por eso el apóstol dice que Dios lo ha constituido heredero de todo (Heb. 1:2). Y Cristo mismo declara, consecuentemente, que toda posesión le es dada: «Mi Padre me ha entregado todas las cosas» (Mat. 11:27). Por lo tanto, Él tiene, por medio de la promesa, tesoros acordes para el soporte de la majestad que le ha sido conferida. Y muchos más allá de estos.

5. Finalmente, la promesa de la victoria y el dominio sobre todos sus enemigos y los enemigos de Su pueblo: «Aplastaré a quienes se le enfrenten y derribaré a quienes lo aborrezcan» (Sal. 89:23). Él fue al encuentro de Satán, del pecado y de la muerte, por la disputa de los herederos diseñados para estar en la gloria, y tan pronto tomó parte contra los primeros, el mundo cruel de los hombres comenzó a pelear contra Él también: pero Él tenía la promesa de Su Padre de obtener la victoria y el dominio sobre todos ellos, y aunque Él primero debió caer y morir en batalla, debido a esto Su muerte finalmente destruiría el dominio de Satanás, el poder del pecado y las bandas de la muerte sobre Su pueblo; de modo que quienes se debían a esa causa tambaleante cayeran también debajo de Él, como está escrito, «Así dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”» (Sal. 110:1).

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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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