20 DE ABRIL
SALMO 24:1
«De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan» (SAL. 24:1, RVR1960).

«S almo de David». Por el título solo conocemos quién fue el autor, pero esto, en sí, ya es interesante y nos lleva a observar las maravillosas operaciones del Espíritu sobre la mente del dulce cantor de Israel, capacitándole para tocar la cuerda dolorida del Salmo 22, derramar las notas suaves de paz del Salmo 23 y, aquí, emitir acordes majestuosos y triunfantes. Podemos cantar y hacer todas las cosas cuando el Señor nos fortalece.

Este himno sagrado fue probablemente escrito para ser cantado cuando el arca del pacto fue trasladada desde la casa de Obed-edom para permanecer tras las cortinas del monte de Sión. Lo llamaremos «El Canto del Ascenso». Este salmo va emparejado con el Salmo 50.

De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. ¡Qué diferente es esto de las burdas nociones que tenían de Dios los judíos en los tiempos de nuestro Salvador! Los judíos decían: «La tierra santa es de Dios, y la simiente de Abraham es Su único pueblo»; pero su gran Monarca hacía mucho tiempo que les había enseñado: «De Jehová es la tierra y su plenitud». Todo el ancho mundo es reclamado por Jehová, «y los que en él habitan» son declarados sus súbditos.

Cuando consideramos el fanatismo del pueblo judío al tiempo de Cristo y su indignación contra nuestro Señor porque dijo que había muchas viudas en Israel, pero a ninguna de ellas fue enviado el profeta excepto a la viuda de Sarepta, y que había muchos leprosos en Israel, pero ninguno de ellos fue curado excepto Naamán el sirio…

Cuando recordamos también que se airaron al mencionar Pablo que había sido enviado a los gentiles, nos asombramos de que hubieran permanecido en esta ceguera y, con todo, cantaran este salmo, que muestra claramente que Dios no es el Dios de los judíos solamente, sino también el de los gentiles.

¡Qué reprensión es también para los que hablan de los negros y otras razas como si fueran inferiores y el Dios del cielo no se preocupa de ellas! Si un hombre es un hombre, el Señor lo reclama, y el que se atreva a considerarlo como una mercancía, ¡ay de él! El más humilde de los hombres es un habitante del mundo, y por tanto pertenece a Jehová. Jesucristo ha puesto fin al exclusivismo nacionalista. Ya no hay bárbaros, escitas, siervos ni libres, sino que todos somos uno en Cristo Jesús.

===================
SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
===================
|| www.drministries.org ||
===================