22 DE FEBRERO
SALMO 119:10
«Yo te busco con todo el corazón; no dejes que me desvíe de tus mandamientos» (SAL. 119:10).
Los salmos con frecuencia nos impulsan a la búsqueda del Señor. Hay por lo menos una decena de versículos que hablan de la necesidad, la bondad y el fruto de ir tras el Señor. El Salmo 119 particularmente está construido alrededor de la ley, por lo que la búsqueda de Dios en este verso está orientada hacia la búsqueda de Su Palabra. El escritor afirma que, si queremos buscar y hallar a Dios, la Escritura es vital. Lo que en el versículo 10 es una búsqueda, en el versículo 11 es el encuentro de un tesoro: «En mi corazón atesoro tus dichos…».
En momentos de aflicción y sequedad, podemos ser tentados a dejar de buscar, a entregarnos a la autoconmiseración, a bajar los brazos y creer que todo ha terminado. Si nos sentimos en un desierto, buscar puede ser visto como una pérdida de tiempo y energía, ya que allí no hay nada que encontrar. Por otro lado, podemos ser tentados a cavar cisternas rotas (Jer. 2:13), buscar agua y satisfacción en lugares equivocados y, al encontrarlos, creer que eso es todo, conformándonos así con tan poco.
El salmista ora en primera persona: «yo te busco». Él busca con intensidad los mandamientos de Dios, porque estos lo conducen a quien con tanta devoción e intensidad busca. No hay nada mejor para nuestros momentos de oscuridad que una lámpara que alumbre nuestro camino. Nada mejor para nuestra confusión interior, que todo el consejo de Dios. Nada mejor para nuestra agonía, que la vida que nos da (Heb. 4:12). No acudimos a ella porque son palabras positivas; vamos a la Palabra porque es vida, porque actúa en nuestro interior, nos cambia y, literalmente, nos sostiene (Mat. 4:4).
El segundo hemistiquio nos dice: «… no dejes que me desvíe de tus mandamientos». La buena intención de un hombre que busca a Dios no es suficiente. Nuestro corazón es tan engañoso que podemos, en nuestra búsqueda sincera, desviarnos de Sus mandatos. En Latinoamérica, aunque muchos hombres bien intencionados buscan al Señor, lamentablemente muchos se desvían de Su Palabra. No basta con buscar, necesitamos la intervención de Dios para que demos en el blanco, para permanecer en el camino. «No dejes que me desvíe» es la oración de un corazón sincero y humilde que reconoce que Dios es el único que puede conducirlo a Su verdad. Y esa es la gloria del evangelio: que Dios vino a buscarnos y ponernos en el camino.
Hoy es un buen día para buscar a Dios con todo el corazón, para venir a Su Palabra y hallar lo que nuestra alma necesita. Mientras vas tras Él y atesoras Su Palabra, mantente humilde con esta petición: «No dejes que me desvíe de tus mandamientos». Hoy es un buen día para recordar esta promesa que Dios hace a un pueblo exiliado, a un pueblo sufriente: «Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón» (Jer. 29:13).
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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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