28 DE ENERO
SALMO 19
«Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos» (SAL. 19:1).
Hay momentos donde quedamos cautivados por la hermosura de las cosas. Cuando vemos una obra maestra de la arquitectura, admiramos al arquitecto.
Cuando somos sorprendidos por la belleza capturada en una obra de arte, admiramos y aplaudimos al pintor. ¿Cómo reaccionamos cuando contemplamos la creación que nos rodea? O tal vez la pregunta debería ser: ¿será que nuestras distracciones y ansiedades nos quitan la oportunidad de disfrutar de la creación? Dios nos diseñó para que, al levantar nuestros rostros, nos deleitemos en Su grandeza.
Tal vez la grandeza de Dios despierta ideas de poder divino e inmensidad. Finalmente, levantas tu rostro y solo piensas en lo grande y transcendente que es el Creador de todas las cosas. En el universo existen un billón de estrellas en cada galaxia. Solo en nuestra galaxia tomaría tres mil años contarlas (claro, si pudiésemos contar una estrella cada segundo) y cada una de ellas ha sido colocada soberanamente por Dios. Pero ¿para qué?, ¿para qué tanta grandeza si nos sentimos abandonados?
El poder de Dios solo nos dice cómo Dios creó, pero no nos da el porqué. Si levantamos nuestros rostros una vez más, el Salmo 19:6 nos dice que el sol que Dios creó y colocó no solo existe, sino que da luz, calor y vida a la creación. Las nubes preparan la lluvia que hace crecer los frutos de la tierra. Así que, ¿qué exactamente proclaman los cielos? El amor y la bondad de Dios. Él está atento a Su creación. Él ha contado los cabellos de nuestras cabezas. Ni el volar de los pajarillos ocurre sin Su cuidado. Nuestro Dios cuida de todas las cosas porque Él sostiene todas las cosas en Su Hijo Jesucristo.
¿Por qué fallamos en ver la actividad de Dios en medio nuestro? Porque nuestros ojos están fijados lejos de Dios. Cuando el alma de una persona no está fijada en Dios, entonces está fijada en angustias y afanes, aun si estas cosas son de apariencia hermosa. La habilidad de poder entender lo que ocurre a nuestro alrededor, especialmente en medio de las dificultades, solo es posible si estamos cerca de Dios a través de Su Palabra. Es en Su Palabra donde nos revela cuál es el deber y cuáles son los mandatos para el hombre. He aquí uno de los grandes tesoros de la vida cristiana: las Escrituras son puras y rectas, y obedecerlas trae florecimiento y deleite. Si al despertar estamos cargados por el peso y demanda que ellas tienen sobre nuestra vida, no hemos entendido lo que Dios nos ha dicho. La palabra de Dios nos hace sabios, Sus mandamientos son justos, alumbran los ojos y alegran el corazón. David ha encontrado gran deleite en ella, mucho más que en el oro y la miel.
Levanta tu rostro otra vez, mira el sol, la luna y las estrellas, y recuerda que ellas están ahí porque Dios ama y porque Su amor ha sido extendido para que lo disfrutemos. En esta gloria vemos grandeza y amor, deleites para los hijos de Dios.
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SALMOS
DEVOCION MATUTINA VESPERTINA
Narrado por: Joyce Vejar
Desde: Arizona, USA
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