Una sensación común y peligrosa

Humanamente hay momentos en que podemos sentirnos desanimados y con el deseo de abandonarlo todo.
En la Biblia encontramos personajes que sintieron desánimo y le reclamaron a Dios.
David, Moisés, Josué, Elías; entre otros más.
El desánimo es peligroso, y debemos atenderlo a tiempo.
En Dios hay promesas y esperanza. No hay que desanimarnos, ni desmayar.
2 Corintios 4:16-17.